miércoles, 29 de agosto de 2012

Bienvenido a Rapture


Bioshock


    La presente generación de videojuegos (2005-actualidad) se ha caracterizado por el dominio de los juegos de disparos en primera persona o First Person Shooter  (FPS). Series como Call of Duty ó Halo son las reinas absolutas de ventas en las tiendas. Todo esto estaría de lujo para mí de no ser por un pequeño problemita: ¡DETESTO LOS FPS!

    Simplemente no los tolero, me parecen confusos, difíciles de manejar, difíciles de ubicarte en el espacio, difícil de moverte, difícil de todo; pero sobre todo me parecen repetitivos.  Prácticamente todos se pueden dividir en tres categorías: Segunda Guerra Mundial, unidades antiterroristas e invasiones alienígenas. Pero en 2007 apareció un juego que, como su premisa, llegaba como un faro en la oscuridad en el interminable océano de la monotonía: Bioshock.




    La trama es cautivadora: viajas en un vuelo camino a Londres a visitar a tus familiares, de pronto  el avión sufre un accidente y cae en medio del océano Atlántico, siendo tú el único sobreviviente;  solo en el mar rodeado de los escombros del avión, alcanzas a vislumbrar un faro al cual entras buscando refugio, solo para encontrar una batisfera que te lleva a un lugar como nunca habías presenciado: una ciudad construida en el fondo del mar, una ciudad llamada Rapture.

    Pero ¿quién construyo esa ciudad? ¿Con que propósito? ¿Por qué solo hay cadáveres y destrucción? ¿Realmente fue un accidente lo que te hizo llegar aquí? Todas esas respuestas las encontraras si te atreves a adentrarte en el impactante mundo de Rapture.

    Desarrollado por Irrational Games y 2K Games, debutó en exclusiva temporal para el Xbox 360, un año después llegaría a mi querida PS3. Ya para entonces Bioshock había recibido todas las alabanzas habidas y por haber de los principales medios dedicados al ocio virtual  y declarado juego del año por otros tantos.

    Y razón no les falta, lo que Bioshock lograba era lo que muy pocos FPS pueden hacer: hacerte sentir  el juego. Recorrer los oscuros caminos de Rapture es toda una experiencia; atestiguar el auge y caída de esa utopía construida para huir de las ataduras morales de los gobiernos y la religión, para que el artista y el científico no estuvieran limitados por la censura, y que cada hombre recibiera la recompensa por su propio trabajo.  




    Todo esto mediante mensajes de audio dejado por los habitantes de la ciudad que nos irán desvelando los pormenores de lo que ahí sucedió mientras avanzamos por la historia que se desarrolla ante nosotros. Una manera muy buena de ponernos en contexto sin desviarnos del camino, además de contribuir a la atmosfera terrorífica y decadente que impera en la ciudad devastada por la cruenta guerra civil que ahí aconteció.

    La historia del juego está fuertemente inspirada en la filosofía Objetivista de la autora Ayn Rand, empezando por uno de sus protagonistas, Andrew Ryan (referencia directa a Ayn Rand), el fundador de Rapture; quien arto del mundo occidental, decide construir una ciudad en el fondo del mar, ya que considera que es el único lugar donde puede florecer una sociedad gobernada por el libre mercado y el objetivismo, lejos del alcance e influencia del exterior.



    El diseño del juego es sobrecogedor. Toda Rapture está construida con un estilo Art Deco, haciéndola una gigantesca capsula del tiempo. No hay un solo rincón de la ciudad que no sea impresionante, llena de decoraciones, aparatos, muebles y publicidad de los años 50’s; rematado por un diseño sonoro en el que la música de la época y los mensajes publicitarios que suena en los distintos escenarios, se mezcla con los gritos agónicos y los pasos amenazantes de las criaturas que aguardan en la oscuridad.

    Y es que no hay nada más perturbador  que escuchar una melodía suave y alegre mientras un mutante se lanza hacia a ti para hacerte pedazos.





    Dos años después fue lanzada una secuela desarrollada por el mismo estudio pero no el mismo equipo creativo, titulada como no: Bioshock 2, que aunque buena, no lo era tanto como su predecesora, ya que solo ampliaba y repetía lo ya visto sin innovar demasiado; aun así no tiene desperdicio. Y muy pronto en unos meses llegara al mercado una nueva entrega de la saga, en esta ocasión desarrollada por el mismo equipo del juego original, llamada: Bioshock Infinite. Que aunque comparte el nombre, no tendrá mucho que ver con Rapture.





    Ha habido muchos juegos buenos en esta generación que esta próxima a terminar, varios de ellos por suerte exclusivos de PS3, claro que las otras consolas han tenido sus grandes exclusivas; pero pocos juegos han sido tan impactantes como lo fue Bioshock, por lo que no puedo hacer más que recomendar ampliamente que experimenten esta joya.