viernes, 3 de mayo de 2013

Atrapado en un mar de recuerdos

Solaris

       Solaris es una cinta de "Ciencia Ficción" dirigida por Andrei Tarkovsky en 1972, aunque por lo que he leído, Tarkovsky no apreciaba mucho el género por lo que posiblemente él mismo no clasificaría su filme como "Ciencia Ficción" y tal vez más como un drama psicológico y existencialista.

      La película reúne muchas de las características que me desaniman del cine: largas secuencias donde apenas sucede algo, exceso de simbolismos, ritmos pausados; y sin embargo tiene elementos que me han logrado fascinar.

    Por ejemplo que cuente una historia de ciencia y espacio sin apenas recurrir a elementos tecnológicos o efectos especiales, en parte por la intención de Tarkovsky de alejarse de la ciencia ficción que tanto despreciaba y hacer el relato más intimista.

      La historia trata sobre la expedición a Solaris, un planeta cubierto totalmente agua, que ha sufrido un fuerte revés,  lo poco que se sabe es que el océano de Solaris bien puede ser una "mente" consciente; uno de los científicos que ha regresado de Solaris ha contado su experiencia que deja con aún más incertidumbre a las autoridades de la Tierra.

     El psicólogo Kris Kelvin es enviado a la estación en órbita de Solaris para evaluar si es prudente continuar con la misión, una vez ahí se encontrará con  los últimos miembros de la expedición y vivirá en carne propia la verdadera naturaleza de Solaris.

     Durante todo el prólogo en la Tierra, la cinta libera toda su carga científica (acompañada de muchas imágenes líricas) para ya llegados a Solaris, enfocar el relato hacia todos los conflictos emocionales de los personajes dentro de la estación, su lucha por mantener la cordura y no sucumbir a sus emociones.

     Es aquí donde el filme muestra la característica que mas me ha atraído: la historia de amor entre Kris Kelvin y "la mujer" que aparece ante él. Una poderosa reflexión sobre la naturaleza misma del amor: ¿si el recuerdo de la persona amada tomará forma física, sería lo mismo que tener a la persona amada?

     Un punto negativo para la película y para el punto anterior es la actuación del protagonista, el actor soviético Donatas Banionis, su personaje Kelvin atraviesa un cambio profundo en su personalidad: pasa de ser un científico pragmático a ser un hombre llevado por sus emociones y deseos, sin embargo el actor no hace mayor cambio de registro durante esa importante transformación más que en el tramo final de la cinta, por lo que el comportamiento de Kris Kelvin me parece plano e imperceptible durante buena parte de la historia.

      Por el contrario, la actriz Natalya Bondarchuk, es el verdadero corazón del filme, creando un personaje interesante y cautivador que se debate entre la naturaleza de su ser y los sentimientos y recuerdos que son depositados en ella.

Una cinta difícil, como ya dije, de ritmo lento, con mucho simbolismo, pero que curiosamente  no evade decir directamente que es lo que ocurre en todo momento ni de llamar a las situaciones por su nombre. Una interesante película que a pesar de querer alejarse de los tópicos de la ciencia ficción termina siendo, parodojicamente, un perfecto ejemplo de lo que el género hace mejor: cuestionar la condición humana a través de un relato científico.