domingo, 28 de octubre de 2012

La más valiosa de las festividades



    Este próximo fin de semana se nos viene puente, y no cualquier puente, sino mi puente favorito: el de Día de muertos y Todos los santos. La adoro por la comida: las galletas, los tamales, los atoles, los dulces; es además una fecha que me emociona y que a diferencia de otras fechas del calendario tiene un verdadero significado.

    Nunca me he considerado un hombre devoto, por lo que las festividades religiosas nunca me han emocionado especialmente; claro, disfruto la Navidad como cualquier otro, la convivencia familiar, lo regalos, las luces y demás trivialidades; pero jamás me la he tomado en serio. ¿Cómo se hace eso?, ¿festejas a ese monstruo de la mercadotecnia llamado Santa Claus o celebras el nacimiento de un profeta el cual ni siquiera ocurrió en ese mes? Eso si realmente pasó. Y lo mismo me pasa en semana santa.

    Por otro lado si soy un apasionado de la Historia, por lo que veo las efemérides históricas desde otro punto de vista: eventos muy lejanos como para que me afecten emocionalmente, eventos tergiversados con el paso del tiempo o eventos con un valor histórico dudoso. ¿Cómo celebrar la Independencia si no somos ni remotamente independientes en ningún sentido? ¿Cómo celebrar ese juego de tronos llamado Revolución Mexicana que nos legó 70 años de un régimen  y el culto a figuras ambas igual de cuestionables?

    Quizá pueda ser una persona cínica o egoísta, pero me es difícil conectarme a un nivel emocional con la vida, obra y muerte de personas que vivieron hace 200 años o mas, que incluso puede que nunca hayan existido.  O celebrar simplemente porque los gobiernos o las empresas me dicen que debo hacerlo. Después de todo, a los que llamamos héroes, no eran hombres tan impolutos, y a los que llamamos villanos también tenían actos que podrían redimirlos un poco ante la historia.

    Y tenemos un día para todo y para todos, para cada miembro de la familia y para cada profesión habida y por haber. Qué bueno ver a una persona queriendo rendir homenaje a sus seres queridos y a otra persona sacando ganancias de ello, pero como dijo Syndrome: “cuando todos sean super's, nadie lo será” y es que se van creando con tanta frecuencia estas fiestas que ya es difícil tomárselas con importancia.

    Pero hablaba de que puedo sonar cínico, y es que el Día de muertos es una celebración profundamente religiosa (y no solo me refiero al catolicismo, todas las culturas y religiones del mundo que han existido tienen rituales hacia sus difuntos) y bastante comercial que representa una importante derrama económica, ya sea que lo practiques o que prefieras el Hallowen (una festividad que tiene en sus orígenes más similitudes con Día de muertos de lo que la gente cree, pero que ha mutado en esa deforme máquina de hacer dinero que nos llega de E.U.). Además de que no negaré lo divertido que es el pretexto de juntarse con la familia y/o los amigos para armar la fiesta en cualquiera de estos puentes.


    Sin embargo, en su núcleo, el Día de muertos se trata de festejar la vida y honrar la memoria de seres a los que si conocí, que si tuvieron impacto en mi vida, con los cuales conviví y a los cuales amé, ya sea que sigan en espíritu con nosotros o que no sean más que polvo en la tierra. Y a final de cuentas es una fecha que habla de un tema universal, porque mas allá de creencias, de guerras, descubrimientos, inventos, o personajes; lo único certero en esta vida y en este mundo, es que todos moriremos.

    Y eso, por más siniestro que suene, es más real y digno de honrar para mí que cualquier 16 de septiembre, San Valentín, Santos Reyes, 5 de mayo, o cualquier día del calendario que se les pueda ocurrir. Así que les deseo a todos un feliz Día de muertos, que se la pasen muy bien y que coman muy rico, yo ya tengo una caja de galletas caseras directas del rancho esperándome. Nos leemos la próxima.