martes, 5 de octubre de 2021

Bond y la reinvención de la fantasía.

Para mí hay una gran paradoja en la etapa Bond de Daniel Craig que termina con el estreno de "Sin tiempo para morir"; por un lado, es un retroceso en el tratamiento de personajes femeninos, en especial en aquellas 2 películas que detesto: Skyfall y SPECTRE; pero por otro lado, creo que se ha explorado como nunca el lado femenino de la fantasía Bond. 

La fantasía Bond es: "Los hombres quieren ser él, las mujeres quieren estar con él". Tenemos muy claro porqué los hombres queremos ser Bond: es sofisticado, fuerte, implacable, seductor, ingenioso, vive aventuras exóticas alrededor del mundo en un estilo de vida de alta sociedad con mujeres sensuales; la duda es: ¿Por qué las mujeres quieren estar con él? Ian Fleming y otros escritores y fans rancios tienen muy claro el porqué, por lo mismo que he numerado antes. Es decir, son incapaces de ver más allá de su propio miembro.

 Las 5 películas de Daniel Craig han explorado más que ninguna otra etapa, las posibles razones de por qué las mujeres podrían sentirse atraídas a alguien como James Bond, comenzando por el propio actor. Daniel Craig no me parece un hombre guapo, ni elegante; no entra en los estándares que se me han inculcado de atractivo masculino, incluso desde la propia saga. No soy el único. Notorio fue el rechazo a la elección del actor en 2004-05, nadie lo quería como Bond...excepto la jefa, Barbara Broccoli. Ella fue quien vio algo distinto en el actor como para apostar por él. Algo que también veían la gran mayoría de mujeres de mi entorno, familia, amigas y conocidas por igual, todas desean a Daniel Craig. Punto para Barbara. 

Con Craig se experimentó como nunca el deseo femenino hacia el personaje. Su Bond no era un casanova conquistador, era un hombre capaz de renunciar a todo por ti (En 2 películas diferentes acaba renunciando al MI6 por una mujer), un chico malo con quien ponerle el cuerno al patán de tu marido, un príncipe azul que te salvará, un alma torturada al cual salvar de sí mismo, un niño rebelde al cual guiar (la fantasía ya no se limita a lo sexual sino a lo maternal y laboral), incluso, inédito en la saga, ser simplemente un compañero, un camarada que te entiende y apoya en tu misión personal, sin intentar meterse en tus bragas para su beneficio personal; como ocurría con Olga Kurylenko en "Quantum of solace", una de las chicas Bond más interesantes y menospreciadas de la saga. Quizá, lo único que quiere una mujer de Bond es que no se le caiga la hombría por ser copiloto en la motoneta. 

Esa exploración de la fantasía femenina, puede ser una de las razones por la que algunos fans añejos de la saga pongan el grito en el cielo y clamen que el personaje se ha desvirtuado, que lo han capado. Porque no les interesa saber lo que las mujeres quieren de Bond, quieren seguir en una fantasía que quedó anticuada hace 50 años. Esa fantasía sigue ahí en los libros y en las primeras películas, a resguardo de cualquiera que quiera volver a ellas, está a salvo; pero pretender que sea inamovible, es no entender que el relevo generacional ya llegó y te ha dejado atrás. La apuesta de Barbara Broccoli funcionó; podrá gustar o no, pero para una generación entera, no hay más Bond que Daniel Craig, y eso es un triunfo por sí mismo.

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